Por César Castellanos
“Cualquiera pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”. Mateo 7: 24. Sin lugar a dudas, existe un poder extraordinario en el conocimiento de la palabra de Dios.El Señor presenta una alegoría al respecto, escogiendo dos personas que quizá tenían muchas cosas en común, pero se diferenciaban en la manera como cada una edificó su casa. Uno fue sabio y escogió para construir un lugar que tuviera fundamento firme, tomando las precauciones necesarias que ayudaran a enfrentar las inclemencias del tiempo.Por su parte, el hombre insensato, no tuvo en cuenta lo que podría sobrevenir en el futuro y descuido la selección del terreno adecuado para edificar su vivienda. Ambos iban a ser sometidos a pruebas: las lluvias, los ríos y los vientos.El sabio se había preparado adecuadamente para soportar toda clase de adversidad, por ello no temía a la catástrofe y su casa se mantuvo en pie cuando esta llegó.
Pero el insensato, el que llevaba una vida despreocupada y vivía el presente sin importar lo porvenir, fue sorprendido por la ruina total, viendo cómo en segundos se desmoronaba lo que había edificado durante años.
Toda persona tiene a su alcance la sabiduría o la insensatez. La oportunidad que tuvo Adán, la disfruto Jesús y también la tenemos nosotros. De nuestra decisión depende la clase de personas que seremos, sabios o insensatos.
Lo único que guarda a las personas en momentos de crisis es mantenerse aferrado a la Palabra que se ha recibido de parte de Dios. Asegúrese de aprender a escuchar las palabra de Dios y ponerla en práctica. De esta manera usted estará seguro de convertirse en una persona sabia.
Fonte: http://www.mci12.com.co
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